Un artilugio con forma de hongo que los jugadores de la NFL están usando por encima de sus cascos durante los campamentos de prácticas podría parecer extraño, pero es parte de un experimento de seguridad en curso.
Y la liga espera que ello lleve a una reducción en las lesiones en la cabeza.
Se les llama “gorros guardianes”, y son obligatorios ahora para los 32 equipos de la NFL hasta el segundo encuentro de pretemporada —es decir durante el momento en que, según la liga, ocurren más lesiones en la cabeza.
“Hay una densidad de posición y una densidad de lesión al comienzo del campamento de prácticas, y el comité de competencia ha buscado formas de cambiar eso”, explicó Jeff Miller, vicepresidente ejecutivo de la NFL para salud y seguridad de los jugadores.
La liga indicó que, de acuerdo con una investigación en laboratorio, los gorros guardianes, que pesan unas 12 onzas (340 gramos), pueden reducir al menos en 10% la severidad de un impacto al cerebro de un jugador. La NFL añadió que ese número puede elevarse al menos a 20% si los dos jugadores involucrados en una colisión usan los gorros.
Miller consideró que mitigar estas fuerzas “tendrá un efecto acumulativo para la mejoría de la salud y la seguridad del jugador”.
Pero no todos están convencidos de que el gorro guardián sea la respuesta.
Chris Nowinski, director general de la Concussion Legacy Foundation, dijo que está “más que escéptico” ante la posibilidad de que el acojinado adicional prevenga lesiones en la cabeza. Incluso, se preguntó si los gorros pueden hacer más daño que bien.
“Añadir peso al casco puede empeorar las cosas para el cerebro en lo referente a los impactos rotatorios”, dijo Nowinski, quien fungió antes como codirector del Centro de la Universidad de Boston para el Estudio de la Encefalopatía Traumática.
“Añadir volumen al casco hace lo mismo. Es muy difícil recrear esto en un laboratorio. No estamos seguros de si tendrá un impacto positivo o negativo”.
También Robert Saleh, entrenador de los Jets de Nueva York (NFL), está preocupado.
Preguntó si los jugadores usan ahora más la cabeza para golpear en vista de que los gorros suavizan el impacto. Cree que ello podría representar un problema una vez que los gorros se retiren y comiencen los partidos con el casco normal.
“Cualquiera que haya jugado fútbol americano antes sabe que la primera vez que te quitas esto o que golpeas con tu casco o que sufres una colisión hay un `shock”’, dijo Saleh. “Si esperas hasta el primer partido para que ello ocurra… No lo sé. El tiempo lo dirá.
“Simplemente es interesante esto de los gorros guardianes. ¿Qué tratamos exactamente de conseguir con ellos?”.
Ed Oliver, defensive tackle de los Bills de Buffalo, tampoco percibe los beneficios de los gorros. Jason Kelce, centro de Filadelfia, se mofó incluso de la innovación, al añadir a su casco un pliego de polietileno de burbuja, como el que se usa para empacar productos frágiles.
“Ellos dicen que los gorros guardianes añaden 20% de protección”, dijo Kelce. “Yo me imagino que el plástico burbuja me dará otro 2 o 3%”.