Una jornada social de un grupo de cristianos provocó un resultado favorable más allá de lo esperado en Myitkyina, Birmania.
Paul Ai, el organizador de esta iniciativa, quien fue médico que trabajaba en Vietnam, tenía como objetivo principal brindar atención médica en Myanmar, pero no solo se logró sino que varios budistas se entregaron a Cristo.
Una especie de clínica itinerante se estableció en la región para recibir a la población, durante dos días en diciembre pasado donde se llevó a cabo todo el trabajo, específicamente en Myitkyina, en el norte de Myanmar.
El equipo con sede en los Estados Unidos estaba conformado por un médico de Virginia, un paramédico, una enfermera practicante, un dentista de California y varias otras enfermeras y voluntarios.
En el último día de acción social, once (11) budistas buscaron la sala de oración de los cristianos involucrados en el proyecto.
El pastor principal Mark Morrow de Crosswalk Church en Williamsburg, Virginia, fue en ese momento testigo de un hecho sorprendente.
“Tan pronto como dijeron ‘Querido Jesús’ y lo repitieron en birmano, escuché un fuerte estallido de fuegos artificiales. Todos en la sala saltaron”, dijo el pastor.
Los budistas manifestaron que querían aceptar a Jesús, y el pastor les pidió que repitieran la oración de confesión, y fue entonces cuando ocurrió el fenómeno sobrenatural.
Una fuerte «explosión» ocurrió en el momento cuando los budistas pronunciaron las palabras, y esto dentro de la sala de oración. «Estábamos tratando de entender lo que sucedió cuando un miembro del personal pastoral exclamó: ‘¡Mira, la mesa se ha roto!’», dijo Morrow.
“Yo era el más cercano a esta mesa», dijo el pastor. “La mesa se quebró frente a mí. No hubo cambio de temperatura, ni peso sobre la mesa».
Todos quedaron muy sorprendidos porque era una mesa hecha de madera de caoba, un material muy resistente imposible de romper fácilmente.
«El pueblo birmano saltó, y vieron que algo tangible había sucedido”, informó el pastor.
El grupo de cristianos creen que la ruptura de la mesa fue una señal espiritual como resultado de la batalla espiritual que se libró en la sala de oración, pues habían estado orando por la conversión de los budistas.
“El Espíritu de Dios destruyó las fuerzas demoníacas que estaban obstaculizando a estas personas», concluyó el pastor.