El Gobierno alemán puso este miércoles en marcha una comisión de expertos para estudiar cómo prohibir de forma efectiva las llamadas “terapias” para tratar la homosexualidad, semanas después de que cincos estados federados diesen pasos en esa misma dirección.
“La homosexualidad no es una enfermedad y no necesita ninguna terapia. Por eso estoy a favor de prohibir las terapias de conversión”, aseguró en un comunicado el ministro de Sanidad, el conservador Jens Spahn.
No obstante, agregó, no es sencillo regular legalmente esta cuestión, por lo que es preciso que un grupo de expertos desarrolle una “solución buena y realizable”.
“Sobre esta base decidiremos rápidamente cómo y qué podemos implementar en Alemania”, señaló el ministro, que es homosexual y ya votó en 2017 a favor de la aprobación del matrimonio de personas del mismo sexo.
La comisión, liderada por la fundación Magnus Hirschfeld dedicada a luchar contra la discriminación del colectivo LGTBI, realizará dos talleres de trabajo de dos días cada uno en mayo y junio al que serán invitados políticos, científicos y “afectados” por las “denominadas terapias de conversión”, según la nota del ministerio.
En estos encuentros también participarán instituciones extranjeras de países donde ya se han prohibido este tipo de prácticas.
La comisión aspira a trasladar al Ministerio de Sanidad un informe final de sus trabajos este otoño.
Los estados federados de Berlín, Hesse, Bremen, Sarre y Schleswig-Holstein avanzaron en marzo su intención de llevar este viernes al pleno del Bundesrat (cámara regional alemana) una propuesta para prohibir las terapias de conversión de la orientación sexual.
La Asociación Médica Mundial consideró en 2013 esos tipos de terapias como una violación de los derechos humanos y la Organización Panamericana de la Salud declaró en 2012 que esas “curas” no tienen justificación médica y son una grave amenaza para la salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó ya en 1990 la homosexualidad de su clasificación de enfermedades.