Miles de personas fueron detenidas el pasado fin de semana durante las protestas que se están llevando a cabo en Bielorrusia, un país de Europa del Este, contra el régimen de Alexander Lukashenko.
En los 100 días desde las elecciones nacionales del 9 de agosto, en las que Lukashenko fue reelegido con el 80% de los votos, miles de personas salieron a las calles para denunciar fraude electoral. Los principales líderes de la oposición están en prisión o en el exilio.
Frente a la crisis política y social, los cristianos bielorrusos piden a las iglesias de todo el mundo que «refuercen su oración por nuestro país». Tres organizaciones evangélicas pidieron el lunes (16) que intercedieran «por el fin de la crueldad, la violencia y el derramamiento de sangre».
Aún piden oraciones por los gobernantes del país, «para que teman a Dios y recuerden que Él es el Juez Supremo, a quien daremos cuenta».
Los cristianos de Belarús anunciaron una semana de ayuno y oración por el país.
Lukashenko, que está en el poder desde 1994, afirma que los manifestantes son pagados y manipulados por potencias extranjeras. La policía utilizó la violencia para dispersar a cientos de participantes en las manifestaciones pacíficas y más de 17.000 han sido detenidos desde que comenzaron las protestas.
«Hay menos banderas de la oposición», dijo un manifestante a la BBC News. «El ambiente de la fiesta ha terminado. Cada vez que sales a participar en una marcha de protesta, no sabes si vas a volver o no».
Cientos de personas informan de que han sido golpeadas y torturadas en los centros de detención, utilizando como prueba las grabaciones de vídeo y los informes médicos.
Muchos cristianos de Belarús apoyaron las marchas y expresaron su deseo de justicia y libertad. Muchos estudiantes evangélicos salieron a protestar, aunque la crisis política ha generado debates internos entre muchas iglesias.
La presión internacional sobre el régimen de Lukashenko, conocido como «el último dictador de Europa», incluye sanciones de la Unión Europea, que ha reiterado su «condena de la violencia» y pide a las autoridades belarusas que «liberen a todos los detenidos» y emprendan una acción nacional inclusiva para el diálogo».