El nuevo Ejecutivo está integrado por una coalición de partidos sin precedentes, con la escasa mayoría de un escaño en la Knéset (Parlamento).
El cambio pone fin a más de dos años de parálisis política en los que dos elecciones terminaron en punto muerto y una tercera llevó a un gobierno de coalición de corta duración.
Este domingo, el nacionalista de derecha Naftali Bennett se juramentó como primer ministro luego de acordar compartir el poder con el centrista Yair Lapid.
Según el acuerdo de coalición, Bennett -líder del partido Yamina- ocupará el cargo hasta septiembre de 2023, cuando entregará el cargo a Lapid -jefe del partido Yesh Atid-, quien gobernará por otros dos años.
Pie de foto,El derechista Naftali Bennett se convirtió en nuevo primer ministro de Israel.
Netanyahu seguiría siendo jefe del partido derechista Likud y ahora pasa a ser líder de la oposición.
Al mismo tiempo, el ahora exmandatario enfrentará un juicio por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza, acusaciones que él niega.
¿Cómo se llegó a este punto?
Netanyahu estuvo al frente de cinco mandatos, algo sin precedentes: de 1996 a 1999, la primera vez; y luego de forma continua de 2009 a 2021.
Convocó a elecciones en abril de 2019, pero no logró obtener el apoyo suficiente para formar un nuevo gobierno de coalición. Esto obligó a unos nuevos comicios en septiembre de ese año que tuvieron resultados similares.
La tercera elección resultó en un gobierno de unidad nacional donde Netanyahu acordó compartir el poder con el entonces líder opositor Benny Gantz. Pero el acuerdo colapsó en diciembre de 2020, lo que provocó una cuarta elección.
,Netanyahu fue sustituido por Naftali Bennet, un antiguo aliado devenido en rival.
Aunque el Likud era el partido más grande en el parlamento de 120 escaños, Netanyahu nuevamente no pudo formar una coalición de gobierno y la tarea fue entregada a Lapid, cuyo partido era el segundo con más escaños en la Knéset.
La oposición a que Netanyahu permaneciera en el poder aumentó, no solo entre la izquierda y el centro, sino también entre los partidos de derecha que normalmente están ideológicamente alineados con el Likud, incluido Yamina de Bennett.
Aunque Yamina quedó en quinto lugar en las elecciones con solo siete escaños, su apoyo era fundamental para que cualquier posible gobierno de coalición tuviera la mayoría en el Parlamento.
Después de semanas de negociaciones, Lapid incorporó a Yamina como parte de una constelación de partidos cuyo único objetivo común era desalojar a Netanyahu del poder.