Una mujer que practicaba los diabólicos ritos de la santería le entregó su vida a Cristo luego de escuchar la voz de Dios repentinamente.
Illiana Soltani creció en un hogar disfuncional, cuya situación empeoró tras el divorcio de sus padres; cosa que la llevó a experimentar el rechazo de su progenitor.
Aquello hizo crecer en ella un sentimiento de querer ser aceptada siempre, aunque en lo secreto, se culpaba a sí misma por ser la causante de que su padre se fuera de casa y la abandonara junto a su madre.
Con tan solo 12 años, Illiana conoció el ocultismo, donde encontró aceptación y la atención que tanto anhelaba. Su estadía en este oscuro mundo la hizo pensar que su identidad era ser una bruja.
Al llegar a su etapa universitaria, la joven comenzó a leer cartas de tarot para la gente, encontrando fascinación en la supuesta felicidad que hacía sentir a otros.
No obstante, Illiana reveló que en todo el tiempo que practicó la brujería, nunca pensó que estaba trabajando para el reino de las tinieblas, al contrario, siempre creyó que estaba haciendo cosas para el servicio divino.
Tiempo más tarde conoció otra religión, llamada santería, de la cual también se volvió practicante.
Durante los siguientes años, la mujer se adentró más en la santería, participando y practicando los rituales de esta, llegando a obtener el título de «pequeña bruja».
Todo marchaba aparentemente bien, hasta que un día, mientras dormía, soñó como se miraba frente a un espejo y sus ojos se enrojecían en llamas. Aquello la asustó tanto que se dio cuenta de que debía dejar de practicar la magia negra, abandonando así la santería.
Una semana más tarde, la ex-practicante de brujería se encontraba internada en un hospital ya que se encontraba gravemente enferma. Los doctores detectaron que tenía una hemorragia interna, aunque no pudieron detectar lo que la provocó.
Mientras estaba en proceso de recuperación, varias personas conocidas de la santería la visitaron para tratar de convencerla de volver al ocultismo, pero Illiana se negó rotundamente.
Algunas semanas más tarde salió del hospital, aunque tristemente tuvo que enfrentarse al desempleo. Para este punto, Soltani comenzó a culpar a Dios por todas las tragedias que experimentó en su vida.
A pesar de haber abandonado la santería, ella empezó a tener sueños donde aparecían demonios y la estrangulaban.
Durante los siguientes años luchó para salir adelante, hasta que logró encontrar trabajo en un banco, donde conoció a una compañera de trabajo que era cristiana y le predicó el evangelio.
Luego de un mes de ser evangelizada, Illiana escuchó la voz de Dios repentinamente, lo que cambió su vida y le hizo dar un cambio drástico; por lo que hoy testifica de su gran amor y misericordia.