Ante esta pandemia varios son los aspectos que debemos considerar de la participación del sistema nervioso central (SNC). Es de vital importancia evaluar los aspectos emocionales. Los factores psicológicos son fundamentales en la salud humana, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social, es decir que se trata no solo de la ausencia de una enfermedad física, sino que los aspectos psíquicos y emocionales están envueltos en la definición.
Los aspectos emocionales de los ciudadanos del mundo no están en su mejor momento de paz mental; están muy distantes de un estado de adecuado bienestar. Debemos enfatizar que estas son reacciones emocionales y no se presentan por acción directa del virus, sino por las circunstancia adversas que estamos viviendo.
En los tiempos difíciles resistencia no es igual a resiliencia. El individuo vulnerable al estrés, cuando se originan condiciones perturbadoras como las actuales, sufre ansiedad, miedo, náuseas, angustias, claustrofobia, irritabilidad, insomnio, dolores migratorios, nucalgias, cefaleas coronales o depresión. La resiliencia es la capacidad que tiene el humano que al enfrentar situaciones hostiles sale más fortalecido tomando sabiamente las adversidades como un aprendizaje personal.
Por la acción directa por el virus están la pérdida del olfato (anosmia) y el gusto (ageusia). Hace unos días el Ministro de Salud de Francia, Jerome Salomon, señaló que la pérdida del olfato y el gusto son signos tempranos de la infección por el coronavirus que causa covid-19. Señaló que se trata de una “desaparición brutal del olfato”, pero sin nariz congestionada y a veces acompañado de pérdida del gusto. El olor y el gusto son sensaciones que se reciben por separado, pero tienen muchas cosas en común. Es decir que si usted ha perdido parte de estas facultades, debe buscar ayuda profesional de inmediato, aunque no estén presentes otros de los síntomas más conocidos.
Otras manifestaciones
De acuerdo a las series españolas analizadas, las manifestaciones neurológicas en infecciones confirmadas no son muy elevadas en el SNC. Van desde mareos y cefaleas hasta hiposmia e hipoageusia.
Los casos de derrames cerebrales asociados al virus son escasos y están relacionados con trastornos sanguíneos y otras comorbilidades como hipertensión, grasas elevadas, tabaquismo, etcétera, siendo más los infartos que las hemorragias, ambos alrededor de un 3%.
Por igual, son escasos los casos de alteración de la consciencia y de importantes manifestaciones musculoesqueléticas como debilidades.
La encefalitis, que es la inflamación del propio tejido cerebral, tuvo un bajo porcentaje, con buena respuesta al tratamiento.
Como vemos, es un virus que no tiene gran predilección por el SNC, pero sí son elevadas las consecuencias emocionales que se derivan de su presencia.
El autor es neurólogo