Las dietas veganas se caracterizan por la exclusión de productos de origen animal como carne, huevos o lácteos. Han cobrado gran popularidad en la última década. Este es un tipo de sistema alimenticio que se adopta en base a creencias, protección hacia los animales o condiciones específicas de salud.
Sin embargo, el significativo auge que han alcanzado provoca que estos regímenes, en muchos casos, no sean más que una tendencia que puede representar graves riesgos de no ser llevados correctamente.
La licenciada en nutrición Carolina Guzmán advierte que este es un tema delicado que, desde su punto de vista profesional, llega a tener más argumentos en contra que a favor.
Las dietas veganas son beneficiosas para aspectos como la pérdida de peso, el colesterol, la glicemia y demás parámetros bioquímicos favorecedores, pero son muy limitadas en cuanto a opciones de alimentos.
“Es una dieta que elimina totalmente uno de los más esenciales macronutrientes para el organismo: las proteínas. Aunque estas se pueden obtener de productos vegetales, no tienen el mismo valor nutricional que aportan la carne o los huevos”, explica la nutricionista, y es que en una era en que los medios digitales nos imponen el estilo de vida utópico que debemos llevar, es común ver cómo muchas personas adoptan una dieta vegana sin reparar en lo más mínimo en sus implicaciones.
Consecuencias físicas
Sobre esta problemática, Guzmán sostuvo que seguir una dieta vegana de internet es un error peligroso, ya que antes de iniciarla es necesario hacer análisis para verificar si la persona no tiene deficiencia de algún nutriente y si califica para esto.
La nutricionista instruye en la importancia de dejar estos análisis en manos de un profesional de la salud calificado, que se encargue de indicar los macronutrientes y cantidades necesarias que la persona requiera para que su cuerpo aproveche todos los alimentos asignados de forma idónea.
De no tomar con seriedad las precauciones mencionadas serán inevitables consecuencias físicas como hinchazón, pérdida de masa muscular, patologías en las funciones hormonales y la más común, deficiencia de vitamina B12, un micronutriente sumamente importante que solo se adquiere con productos de origen animal.
Según Guzmán, esto último causa un tipo de anemia llamada anemia perniciosa, que desencadena otras complicaciones nocivas. “Así como el exceso de algo causa daño, lo poco también provoca efectos adversos”, concluye Guzmán.
La alimentación juega un papel protagónico en este estilo de vida y no se puede tomar a la ligera.
Un plan balanceado y correctamente calculado que no prive al cuerpo de los nutrientes que necesita siempre será lo ideal.