Una enfermera cristiana del Reino Unido ha presentado una demanda contra una sección del NHS (Servicio Nacional de Salud) de su país por despido injustificado, luego de que fuera obligada a dejar su trabajo por portar un collar con una cruz.
Mary Onuoha, quien se desempeñó como enfermera por 18 años, declarará ante un tribunal que por muchos años usó su collar con una cruz en el Hospital de la Universidad de Croydon sin problemas; hasta que en 2015 sus jefes empezaron a presionar para que se lo quitara o lo ocultara.
Según relata su caso, en 2018 la situación se volvió más hostil, cuando los jefes de Croydon Health Services NHS Trust le exigieron que se quitara la cruz bajo el argumento de que infringía el código de vestimenta y ponía en riesgo la salud de los pacientes.
La británica de 61 años aseguró que las políticas del hospital eran contradictorias en sí, pues parecían no tener sentido con la orden que le exigía cargar algunos cordones especiales en el cuello en todo momento.
Del mismo modo, el código de vestimenta del hospital establecía que los requisitos religiosos serían tratados con «sensibilidad».
Los informes señalan que sus autoridades le permitirían llevar el collar siempre y cuando éste no estuviera a la vista, y que se le llamaría la atención si no cumplía.
Tras negarse a quitarse u ocultar la prenda, la Sra. Onuoha comenta que le empezaron a asignar funciones no administrativas.
En abril de 2019 recibió una advertencia final por escrito, y más tarde, en junio de 2020, salió del trabajo por su propia cuenta debido al estrés y la presión que recibía por el collar.
De acuerdo con Christian Today, los abogados de la demandante argumentarán que las exigencias del hospital no estaban basadas en cuestiones de higiene o seguridad, sino en la visibilidad de la cruz.
Al hablar sobre el caso, la Sra. Onuoha comenta que aún está sorprendida por la «política» y el trato que recibió.
«Esto siempre ha sido un ataque a mi fe. Mi cruz ha estado conmigo durante 40 años. Es parte de mí y de mi fe, y nunca le ha causado ningún daño a nadie», dijo.
«Los pacientes a menudo me dicen: ‘Me gusta mucho tu cruz’, siempre responden de manera positiva y eso me da alegría y me hace sentir feliz. Estoy orgullosa de usarla porque sé que Dios me ama tanto y pasó por este dolor por mí», agregó.
Onuoha señala que en el hospital habían miembros del personal que eran musulmanes que iban varias veces a la mezquita y las mujeres usaban hiyab, o hindúes que portaban algunos brazaletes; pero a ellos nunca se les trató como a ella.La enfermera aseguró que su único deseo era trabajar tranquilamente en lo que amaba y ser fiel a su fe, pero que al final la trataron como una criminal. Aún se esperan las actualizaciones sobre su caso y cómo se desarrolla éste en los tribunales.