Un importante estudio de 2016 relativo al mecanismo molecular detrás de que el ayuno ayude a combatir el hígado graso, se sumó a la evidencia sobre los beneficios de salud de la práctica de ayunar.
Investigadores del Helmholtz Zentrum de Munich, Alemania, observaron que el ayuno activa la producción de una proteína que regula el metabolismo del hígado, lo que podría servir para combatir la enfermedad del hígado graso.
Desde hace tiempo el incremento del sobrepeso y la obesidad se ha convertido en uno de los problemas de salud más importantes a nivel mundial, sobre todo por las patologías metabólicas asociadas a este exceso de peso, tales como la diabetes tipo 2. Para combatirlo, se sabe que la reducción de la ingesta de calorías puede servir para poner el metabolismo de nuevo en forma.
Y en ese propósito el ayuno intermitente es un recurso muy defendido últimamente. Se le atribuye promover mayor eficiencia física y mental en general. Fomenta desintoxicación, disminución de la inflamación y el aumento de antioxidantes que protegen el cerebro; combate la resistencia a la insulina, entre otros beneficios.
“Las investigaciones han demostrado que muchas de las reacciones genéticas que brindan salud y fortalecen el cerebro, y que son activadas por la restricción calórica, se ponen en marcha de manera similar durante y a través del ayuno, así sea por periodos relativamente cortos”, explica David Perlmutter, neurólogo y nutricionista estadounidense.
Este especialista refuta la idea de que el ayuno desacelera el metabolismo y obliga al cuerpo a entrar en “modo inanición” y a almacenar grasa. Muy al contrario, da al cuerpo beneficios que le permiten acelerar y mejorar la pérdida de peso, por no mencionar el impacto positivo que tiene en la salud del cerebro.
Particularmente he practicado y recomiendo el ayuno. Puede realizarse en varias modalidades. Por ejemplo, no desayunar y hacer la primera comida del día al mediodía y la última a las 8:00 pm., con lo que estaremos ayunando por 16 horas.
Hay que precisar que el ayuno intermitente no es para todas las personas. Si nos decidimos a practicarlo debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo pues puede tener efectos secundarios. En caso de que no podamos funcionar de la manera que queremos o esperamos, o de ocurrir síntomas como mareos, debilidad, palpitaciones, hay que detenerlo.
Lo más indicado es asumir la práctica del ayuno en coordinación con nuestro médico o nutricionista de confianza.
El ayuno debe ser ajustado a nuestro estilo de vida. No realizarlo mientras nos ejercitamos o en días de actividades muy intensas.
Se puede tomar agua, café, té y otras bebidas no calóricas. También suplementos vitamínicos, igualmente sin calorías.