El director para Europa de la Organización Mundial de la Salud manifestó el jueves profunda preocupación después que la región volvió a presentar su incidencia semanal más alta de contagios de COVID-19, y la canciller alemana Angela Merkel advirtió de “un invierno difícil”, Francia se preparaba para un nuevo confinamiento de un mes y las Cortes Generales de España ampliaron el estado de emergencia.
Durante una reunión con los ministros de salud europeos, el director de la OMS para la región, doctor Hans Kluge, dijo que las “hospitalizaciones han aumentado a niveles no vistos desde la primavera” boreal y ha habido un marcado incremento de más de 30% en las muertes. Subrayó que Europa ha reportado más de 10 millones de casos de coronavirus y “se encuentra en el epicentro de esta pandemia una vez más”.
“A riesgo de sonar alarmista, debo decir que estamos realmente preocupados”, afirmó Kluge.
Al término de una cumbre virtual de la UE, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que el aumento de los contagios “es muy grave. Los casos están aumentando. Las hospitalizaciones están incrementándose. Las muertes van en aumento, por fortuna no tan rápido… pero la propagación abrumará a nuestros sistemas sanitarios si no actuamos con urgencia”.
Von der Leyen dijo que Bruselas pondrá 220 millones de euros (257 millones de dólares) a disposición para ayudar a los países de la UE a organizar el traslado transfronterizo de pacientes infectados. Durante la reunión, los funcionarios abordaron cómo coordinar mejor sus pruebas para el virus, rastreos y planes de vacunas, a pesar de las discrepancias entre sus países en cuanto a imponer confinamientos totales o parciales.
Horas antes, Merkel dijo ante el parlamento alemán que su país enfrenta “una dramática situación al comienzo de la temporada de frío”.
La agencia de Alemania para el control de enfermedades indicó que las autoridades locales informaron de 16.774 pruebas que dieron positivo al COVID-19 en el último día, con lo que total de casos en el país se acercó al medio millón. El total de fallecimientos es de 10.272.
“El invierno será difícil, cuatro meses largos y difíciles. Pero terminará”, aseguró Merkel a los legisladores.
De acuerdo con las nuevas restricciones que entran en vigor el lunes, los restaurantes, bares, instalaciones deportivas y culturales estarán cerrados cuatro semanas. Las reuniones se limitarán a 10 personas de un máximo de dos familias y se desalentarán todos los viajes no esenciales. Las escuelas, jardines de niños, tiendas y templos permanecerán abiertos, aunque deberán tener precauciones de seguridad.
Merkel dijo que las autoridades no tenían más opción que reducir drásticamente los contactos sociales porque tres cuartas partes de las infecciones en Alemania ya no son rastreables.
“Si esperamos hasta que las unidades de cuidados intensivos estén llenas será demasiado tarde”, afirmó.
Berlín informó de un nuevo fondo de 10.000 millones de euros (11.700 dólares) para apoyar a los negocios afectados por las medidas adicionales.
Francia anunció el miércoles un segundo confinamiento total en toda la nación, pero otros países han dudado en adoptar medidas tan drásticas por segunda vez en un año, recelosos de las dolorosas consecuencias económicas resultantes.
Algunos médicos franceses manifestaron su alivio y los dueños de negocios su desesperación al disponerse el país a parar actividades otra vez durante un mes. El nuevo confinamiento en Francia es menos severo que el impuesto durante la primavera boreal, pero sigue siendo muy duro para restaurantes y otros negocios no esenciales a los que se les ha ordenado cerrar sus puertas.
El gobierno británico se ha resistido a las exhortaciones para que aplique un confinamiento a nivel nacional a pesar de tener tasas de contagio en 14 días considerablemente más altas que Alemania y un acumulado de fallecimientos cuatro veces mayor.
En España, las autoridades han incrementado las restricciones al libre tránsito, la vida nocturna y las reuniones sociales, pero se han abstenido de emitir una orden estricta de quedarse en casa como la que sirvió para disminuir la primera ola de infecciones pero golpeó duramente la economía.
Por su parte, Rusia indicó que no tiene planes de imponer un confinamiento a nivel nacional.