El evangelista Todd White llevó a Cristo a un ateo y ex drogadicto mientras estaba dentro de un gimnasio.
White, quien se sintió identificado con el testimonio de éste hombre, pudo compartirle su propia historia que sirvió para que aceptara a Cristo.
Mientras hacían varios ejercicios, el hombre se acercó a White para conversar con él, y durante todo el rato pudo contarle como pudo sobrevivir a una sobredosis teniendo una experiencia sobrenatural.
«Morí de una sobredosis y tuve una experiencia extracorporal en la que fui al infierno y vi monstruos. De repente vino un ‘ser de luz’», le dijo al hombre a White.
«Sonaba realmente loco y no sabía nada sobre el cristianismo. De repente, esta otra cosa me abrumó, como el poder que no puedo explicar», agregó.
Y entonces relata que escuchó una voz que había descendido del cielo para levantarlo, «Vino su mano y me levantó», contó.
El ex ateo le dijo a White que cuando pudo recobrar la conciencia «y regresar a su cuerpo», vio a los paramédicos ayudándolo y desde allí supo que Dios era real, puesto que lo había salvado de la propia muerte.
Pero nunca había aceptado a Jesús como tal, sino que intentó congregarse sin éxito alguno, por lo que este encuentro con el evangelista fue propicio para que ocurriera el importante paso de fe.
Allí, ambos conversaron, leyeron Biblia en el capítulo 3 de Juan y Todd le explicó lo que era «nacer de nuevo».
«No se trata de rituales o deberes religiosos que traen a Dios a la vida de alguien. Se trata de nacer de nuevo y pedirle a Jesús que venga a ser tu Señor, tu Salvador, perdone tus pecados y realmente le entregues tu vida», explicó Todd.
Para gloria del Señor, el hombre aceptó a Cristo con la certeza de que Dios es real y que Él lo había guardado de la muerte todo este tiempo para cumplir en él un gran propósito.