El controversial sacerdote ruso Sergei Romanov ha sido encarcelado desde finales del 2020 y puesto en prisión preventiva por dos meses por violar distintas leyes en Rusia.
Romanov, quien está expulsado del cargo, está siendo acusado de incitar el suicidio en las personas y violar el derecho a la libertad de conciencia; esto, después de que “asaltara” un convento de monjas llamado Sredneuralsk, en las afueras de Ekaterimburgo.
El religioso, a quien también llaman “Rasputín de la Covid”, por sus muchas declaraciones de que el Covid-19 es “invento demoniaco para crear campos de concentración satánicos en todo el mundo e implantar chips a la gente para manipularla”.
Asimismo, maldijo al presidente de su nación, Vladimir Putin, diciendo que “el es parte del plan de Satanás, y que el anticristo volverá como su pareja”; todo esto en protesta por el cierre masivo de las iglesias, templos y demás lugares religiosos dentro del país por la pandemia.
El mismo personaje ha dicho que “todo aquel que coopere con el cierre de las iglesias, está trabajando con los ancestros del anticristo”; el monasterio en el que irrumpió fue una fundación suya en el 2000 donde miles de personas dicen seguirlo y ser parte de la secta “Devotos al azar”.
Las investigaciones que realizan el Comité de Investigación de Rusia dice que éste incitó a diez monjas a “suicidarse” durante un sermón en línea.
Según los historiadores del país, Romanov dirige un culto de adoración hacia el ultimo zar de Rusia, Nicolas II y su familia, la dinastía Romanov, quienes fueron asesinados cruelmente en 1918 por fuerzas rebeldes a su gobierno.
Por ello, Sergei, quien fue también policía y estuvo 13 años en prisión por asesinato, ha creado su secta de adoración a la familia monarca y cambió su nombre al de Nikolai Romanov; una razón más para su asalto en el convento es que se especula que toda la familia del zar ruso fue enterrada muy cerca de dicho lugar religioso.
“Estoy liderando un grupo de verdaderos creyentes, porque tengo preocupaciones sobre la salud espiritual y mental de las personas en las instalaciones del monasterio incautado”, dijo el sacerdote acerca de su secta y el monasterio.
Tras esta acción dentro del convento, el sectario negó todos los cargos de los que se le acusan, por lo que se determinó que siga encarcelado hasta el 28 de febrero para ir a juicio.