Dos semanas después de que Rusia comenzara su invasión de Ucrania, rebeldes con apoyo del Kremlin asaltaron una residencia de ancianos en la región oriental de Luhansk. Decenas de internos mayores y discapacitados, muchos de ellos postrados, quedaron atrapados dentro sin agua ni electricidad.
El ataque del 11 de marzo provocó un incendio que se extendió por el lugar y asfixió a las personas que no podían moverse. Unos pocos pacientes y empleados escaparon y huyeron a un bosque cercano, y finalmente consiguieron ayuda tras caminar 5 kilómetros (3 millas).
En una guerra llena de atrocidades, el ataque a la residencia cerca del poblado de Stara Krasnyanka llamó la atención por su crueldad. Y las autoridades ucranianas atribuyeron toda la responsabilidad a las fuerzas rusas, a las que acusaron de matar a más de 50 civiles vulnerables en un ataque brutal y sin provocación.
Pero un nuevo reporte de Naciones Unidas ha concluido que las fuerzas armadas ucranianas tienen buena parte, y quizá la mitad, de la culpa por lo ocurrido en Stara Krasnyanka, unos 580 kilómetros (360 millas) al sureste de Kiev. Unos pocos días antes del ataque, soldados ucranianos tomaron posiciones dentro del edificio y en la práctica lo convirtieron en objetivo.
Al menos 22 de los 71 pacientes sobrevivieron al ataque, pero el número exacto de muertos sigue sin conocerse, según Naciones Unidas.
El informe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos no concluye que los soldados ucranianos ni los combatientes separatistas con apoyo de Moscú cometieran un crimen de guerra. Pero señaló que la batalla es un ejemplo paradigmático de las preocupaciones de la oficina de derechos humanos por el posible uso de “escudos humanos” para evitar operaciones militares en algunos lugares.
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Este despacho forma parte de una pesquisa en marcha de The Associated Press y la serie de PBS “Frontline”, que incluye la experiencia interactiva War Crimes Watch Ukraine y un próximo documental.
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Las consecuencias del ataque en la residencia de Stara Krasnyanka también ofrece un atisbo de cómo Rusia y Ucrania se apresuraron a construir un relato sobre lo que ocurría en el lugar, incluso cuando la situación aún era confusa en el caos de la guerra. Para Ucrania, mantener la ventaja en la pugna por corazones y mentes ayuda a asegurar el flujo continuado de miles de millones de dólares en ayuda militar y humanitaria de Occidente.
Los frecuentes ataques rusos a edificios de apartamentos, hospitales, escuelas y teatros han sido la principal casa de los miles de bajas civiles en la guerra. Ucrania y sus aliados, incluido Estados Unidos, han reprochado a Moscú los muertos y heridos y reclamado que los responsables sean llevados ante la justicia.
Pero Ucrania también debe atenerse a las normas internacionales de batalla. David Crane, exfuncionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos y con experiencia en numerosas investigaciones internacionales de crímenes de guerra, dijo que las fuerzas ucranianas podrían haber violado las normas del conflicto armado al no evacuar a los residentes y empleados de la residencia.
“La clave es que no se puede atacar de forma deliberada a los civiles. Punto. Por ningún motivo”, dijo Crane. “Los ucranianos pusieron a esas personas en una situación que era una zona de muerte. Y no se puede hacer eso”.
The Associated Press y la serie de PBS “Frontline” emplean diferentes fuentes para documentar de forma independiente cientos de ataques en toda Ucrania que probablemente supusieron crímenes de guerra. La gran mayoría parecen haber sido cometidos por Rusia. Pero un puñado, incluida la destrucción de la residencia de Stara Krasnyanka, indican que los combatientes ucranianos también son responsables.
Los primeros reportes sobre el incidente reflejaban en su mayoría los comunicados de autoridades ucranianas más de una semana después de que terminaran los combates.
Serhiy Haidai, gobernador de Luhansk, declaró el 20 de marzo en su cuenta de Telegram que 56 personas habían sido asesinadas “de forma cínica y deliberada” por “ocupantes rusos” que “dispararon a corta distancia desde un tanque”. La oficina de la fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, dijo en un comunicado el mismo día que 56 personas habían muerto debido a las “acciones traicioneras” de las fuerzas rusas y sus aliados. Ningún comunicado mencionaba si soldados ucranianos habían entrado en el lugar antes de que comenzaran los combates.
El gobierno regional de Luhansk, que lidera Haidai, no respondió a peticiones de comentarios. La fiscalía general de Ucrania dijo el viernes a AP que su división en Luhansk sigue investigando los “proyectiles indiscriminados y el traslado forzoso de personas” de la residencia realizados por Rusia. Unos 50 pacientes fueron asesinados en el ataque, dijo la fiscalía, una cifra menor de la publicada en marzo. La fiscalía general no respondió directamente al reporte de Naciones Unidas, pero dijo que también investigaba si había soldados ucranianos en el lugar.
Los separatistas con apoyo ruso combaten desde hace ocho años a fuerzas ucranianas en el corazón industrial de Ucrania, el Donbás. La región, en su mayoría rusófona, incluye las provincias de Luhansk y Donetsk. Los rebeldes han declarado dos repúblicas independientes “populares” que fueron reconocidas por Rusia justo antes de que comenzara la guerra.
Viktoria Serdyukova, la comisionada de derechos humanos del gobierno separatista de Luhansk, dijo el 23 de marzo en un comunicado que las tropas ucranianas eran responsables de las víctimas en la residencia. “Milicianos” ucranianos tomaron a los internos como residentes y muchos de ellos “se quemaron vivos” en un incendio provocado por los ucranianos al retirarse, afirmó.
El informe de Naciones Unidas analizaba violaciones de la ley internacional de derechos humanos en Ucrania desde que Rusia invadió el 24 de febrero. El ataque a Stara Krasnyanka ocupa apenas dos párrafos en el documento de 38 páginas. Aunque breve, esa breve sección es el análisis más detallado e independiente del incidente que se ha hecho público.
La sección sobre Stara Krasnyanka se basa en declaraciones de testigos de trabajadores que sobrevivieron e información proporcionada por parientes de los internos, según un funcionario de Naciones Unidas que no estaba autorizado a hablar de forma pública e hizo declaraciones bajo condición de anonimato. La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos sigue trabajando para reunir documentación del caso, señaló el funcionario. Entre las dudas por resolver está cuántas personas murieron y quiénes eran.
A principios de marzo, según el reporte de Naciones Unidas, “cuando la actividad hostil se acercó a la residencia”, sus responsables pidieron varias veces que las autoridades locales evacuaran a los residentes. Pero la evacuación no era posible porque creían que las fuerzas ucranianas habían minado la zona y cortado las carreteras, según el reporte. El edificio está construido en una colina y cerca de una autopista clave, lo que le daba importancia estratégica.
El 7 de marzo, soldados ucranianos entraron en el recinto, según Naciones Unidas. Dos días más tarde “participaron en un intercambio de fuego” con los separatistas con apoyo ruso, “aunque sigue sin esta claro qué bando abrió fuego primero”, dijo el reporte. Ningún trabajador o empleado resultó herido en este intercambio.
El 11 de marzo, 71 internos y 15 trabajadores seguían en el lugar sin acceso a agua o electricidad. Esa mañana, las fuerzas separatistas de Luhansk, a las que la ONU describió como “grupos armados afiliados a Rusia”, atacaron con armas pesadas, según el reporte.
“Un incendio comenzó y se extendió por la residencia, mientras continuaban los combates”, según Naciones Unidas. Un número indeterminado de pacientes y empleados huyó del lugar y corrió a un bosque cercano, donde más tarde encontró a combatientes separatistas que les prestaron ayuda, según la ONU.
Un corresponsal de la televisora estatal Russia-1 tuvo acceso al devastado edificio tras los combates y compartió un video en su cuenta de Telegram en abril en el que acusaba a los soldados ucranianos de utilizar a “ancianos indefensos” como escudos humanos.
El corresponsal, Nikolai Dolgachev, estaba acompañado en el edificio por un hombre identificado en el video como un soldado separatista de Luhansk que utiliza el apodo de “Lobo». Las imágenes muestran graves daños en el interior y el exterior del edificio. Se ve un cuerpo en el suelo. AP verificó que el video compartido por Dolgachev mostraba la residencia, tras compararlo con otros videos y fotografías del edificio.
Dolgachev dijo que las tropas ucranianas habían instalado un “nido de ametralladoras” y un arma antitanques en el lugar. En el video, se detiene entre los escombros del edificio para apoyar la mano en el arma antitanque, que describe de forma errónea como un Tor. El Tor es un misil tierra-aire de fabricación rusa.
Ian Williams, experto militar del Center for Strategic and International Studies, revisó el video y dijo que el arma era un RK-3 Corsar, un misil guiado antitanque portátil de fabricación ucraniana.
Mientras los dos bandos siguen acusándose mutuamente de la tragedia en Stara Krasnyanka, la sombría realidad es que buena parte de la guerra en Ucrania se libra en zonas habitadas, lo que aumenta las posibilidades de bajas civiles. Esos muertos y heridos se vuelven casi inevitables cuando los civiles se ven atrapados en la línea de fuego.
“Los rusos son los malos (en este conflicto). Eso está bastante claro”, dijo Crane. “Pero todo el mundo responde ante la ley y las leyes del conflicto armado”.