Una madre decidió perdonar al hombre mató a su hijo apenas conoció la noticia, esto debido a que Dios puso ese deseo en su corazón, dijo ella.
Dormitília Lopes, de la ciudad de Araci en Bahia, Brasil, era la madre del médico Andrade Lopes Santana; quien más tarde fue hallado muerto y atado a un ancla en el río Jacuípe de São Gonçalo dos Campos, en la misma localidad.
El principal sospechoso del crimen era su colega Geraldo Freitas, quien supo de la desaparición de su hijo y quien fue en primera instancia a las autoridades de Feira de Santana; éste fue el primero en recibir a Dormitília en la comisaria y lamentar la pérdida de Andrade.
«Cuando llegó esposado a la comisaría con un abrigo sobre la cabeza, le dije: ‘Junior, mataste a mi hijo, ¿por qué hiciste eso?’ Trató de sacudir la cabeza con su abrigo. Algunas personas gritaron ‘asesino’. Si la policía no estuviera allí, lo hubieran linchado», contó Dormitília para G1.
«A mi hijo lo mataron de rodillas, le dispararon en la nuca. Mi hijo se arrodilló y tuvo la oportunidad de pedirle perdón a Dios, por no haberle dedicado más su tiempo. Cuidó a su vecino», agregó.
Cuando se halló el cuerpo del doctor, Freitas fue arrestado y con una gran razón de peso para odiarlo, la señora Lopes decidió perdonarlo con ayuda de Dios.
«Cuando escuché que había desaparecido, abrí la Biblia y Dios me dijo que mi hijo ya no estaba con nosotros, pero que estaba vivo espiritualmente. Entonces, a partir de ese momento, Dios puso en mi corazón el deseo de perdonar», dice la madre.
«Parece que no puedo tener rencor, odio o deseo de venganza contra el asesino. Perdoné porque nuestro único camino es perdonar, no hay otro camino, si quieres ir al cielo, si no vas a perdonar», agregó.
El funeral del doctor fue el pasado sábado 29 de mayo, y esa fue la última vez que su madre vio el rostro de su hijo desde 2019, pues éste se había trasladado hasta el centro de la ciudad para trabajar con todo lo de la pandemia; ella no lo había visto desde aquel entonces.
«Hablamos por mensaje pero nunca dijo nada de este amigo», expresó ella.
Según la investigación de las autoridades, Santana vivía en Brasileia y estudiando medicina en Bolivia conoció a Freitas, desde 2016 trabajaba en Bahía; hasta el momento no se sabe si hubo más personas en el asesinato.
Los detalles explican que el doctor recibió un disparo en la nuca y fue atado a un ancla para que su cuerpo no fuera arrastrado al río Jacuípe, puesto que ambos habían planeado pasear en una moto de agua.
Freitas compró el ancla en donde estaba atado Santana, y en su condominio fue hallada una embarcación implicada en el caso.
Quienes lo conocieron cuentan que daba consultas médicas gratuitas para los más necesitados en la ciudad de Araci, «Simplemente se ocupaba de las personas más pobres de las comunidades de forma gratuita. Todo dependía de él. El transporte que nos llevó, el combustible, todo», dijo Luize Keilane, enfermera y compañera de Santana.
Para su despedida, globos blancos y oraciones fueron enviadas al cielo para honrar su memoria y trabajo con quienes más necesitaban de él.